¡¿Hasta Cuándo?!
Renuncia otro Presidente de CONICYT: Dr. Bernabé Santelices deja el cargo después de 2 meses ejerciendo.
La historia de las renuncias de los Presidentes de CONICYT se está repitiendo y parece un cuento de nunca acabar. A la salida del Dr. Francisco Brieva el año pasado -y luego de estar en el cargo por algunos meses- se le suma la renuncia de su sucesor, el Dr. Bernabé Santelices, quien luego de aproximadamente 60 días presidiendo la institución, presentó su renuncia.
Hace algún tiempo cientos de científicos se movilizaron por las calles de distintos puntos emblemáticos de nuestro país, haciendo latente la denominada “Furia Científica”, la cual se generó a partir una molestia generalizada de los investigadores chilenos, producto de la falta de una política definida y baja inversión estatal en materias de ciencia y tecnología. A esto se le sumaron diversos factores, entre ellos, el acotado campo laboral para jóvenes doctorados que titulan en el país o regresan a Chile después de completar sus becas, junto con las nada auspiciosas condiciones de trabajo que viven miles de investigadores día a día.
El valor de lo inmediato:
Ciencia y Tecnología son aspectos claves para el desarrollo sostenible de toda Nación. Las oportunidades que pueden nacer de una buena investigación científica son invaluables y producen cambios trascendentalmente positivos para todos. Vacunas, curas para enfermedades e inventos tecnológicos, son un acápite de los avances que ha logrado la comunidad científica a lo largo de la historia. Sin embargo, estos logros requieren de varios años de investigación antes de ver la luz, y ese punto, hoy en día, parece ser profundamente penalizado por el Estado y el “sistema”.
“El mercado de lo rápido e instantáneo” ruge con fuerza y todo procedimiento que sea demoroso se unge como un bache profundo para las autoridades, y si a eso, se suma un alto costo, queda aún más sepultada la idea del “largo plazo”. Pero este factor es altamente dicotómico, ya que existen países que entienden que el desarrollo y el crecimiento económico, en cierto porcentaje, se crea gracias a procesos que “demoran” en culminar, compatibilizando estos con actividades más instantáneas.
Israel, Estados Unidos, Alemania, Suiza, Canadá, y en Latinoamérica, Brasil y México, son algunos de los países que entendieron que el valor de lo inmediato es altamente cuestionable y aseguraron su futuro a través de investigación al largo plazo. Chile, al parecer, no entiende aun el poderoso valor de la investigación científica, y con ello está cavando su destino al subdesarrollo perpetuo, alejándose, cada vez más, del país que alguna vez se denominó como el “Jaguar de América Latina”.
A pesar de la baja inversión en ciencia, con un 0,38% del PIB dedicado a I+D, cientos de jóvenes están interesados en la ciencia, y muchas veces trabajan el más absoluto desamparo, excluyendo en muchos casos los beneficios que implica un contrato. Nuestro país parece no ser una cuna apropiada para nadie que pretenda dedicarse a la investigación, y digo nadie, porque no solo las ciencias naturales y exactas han sido dejadas de lado, sino que también, la investigación en el área de las ciencias sociales.
La realidad en CONICYT:
La comisión Nacional de Investigación, Ciencia y Tecnología (CONICYT) es una institución que nace de manera dependiente del Ministerio de Educación en el año 1967, desde entonces se ha dedicado a respaldar y promulgar la investigación científica y tecnológica de nuestro país.
Su misión es “Impulsar la formación de capital humano y promover, desarrollar y difundir la investigación científica y tecnológica, en coherencia con la Estrategia Nacional de Innovación, con el fin de contribuir al desarrollo económico, social y cultural de las/os chilenas/os, mediante la provisión de recursos para fondos concursables; creación de instancias de articulación y vinculación; diseño de estrategias y realización de actividades de sensibilización a la ciudadanía; fomento de un mejor acceso a la información científica tecnológica y promoción de un marco normativo que resguarde el adecuado desarrollo de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación” (conicyt.cl).
Sin embargo, las buenas intenciones de CONICYT no se van reflejadas al momento de gestionar, y pareciera que la institución se vuelve, cada vez más, un hijo abandonado del Estado. Muestra de ello son las constantes renuncias de sus presidentes, sueldos impagos y una política interna que pareciera estar en “tierra de nadie”.
Durante el 2015, y después de 6 meses sin recibir su sueldo, el Dr. Francisco Brieva, dejó su oficina tras 13 meses como Presidente.
El Doctor Bernabé Santelices renuncia a su cargo como Presidente de CONICYT luego de dos meses
El rol fundamental de la ciencia que el Estado no parece entender:
La Dra. María Cecilia Hidalgo, Premio Nacional de Ciencias Naturales en 2006 y Vicepresidenta de la Academia Chilena de Ciencias -en conversación con la Sociedad de Biología de Chile- opina que “la ciencia es parte fundamental de la cultura de una Nación, en ese aspecto, nuestro país -que, por cierto- aspira al desarrollo, no puede descuidar esta arista del quehacer humano. Por otro lado, y analizando el aspecto práctico, creo que Chile necesita cambiar su matriz productiva, ya que no podemos seguir exportando las mismas materias primas, sin ningún valor agregado, de manera sostenida en el tiempo. Para lograr ello, hay que generar procesos sofisticados de innovación, en los cuales se produzcan nuevos productos. En ese sentido, como país necesitamos gente innovadora, que sea poseedora de una matriz de pensamiento específicamente científico, ya que considero que una innovación verdaderamente eficaz debe ir de la mano a procesos que solo entrega la ciencia”.
Por otro lado, el Dr. Fabián Jaksic, de la Pontificia Universidad Católica de Chile plantea que: “La carrera científica no es pagada como científico en sí, sino que se postula a proyectos en donde se compite, por ello a veces se gana y a veces se pierde -más de lo que se gana, por cierto-, también indica “FONDECYT debe financiar el 30% de lo que le llega. Para dar un ejemplo, los FONDECYT de post-Doctorado gana 1 de cada 10 personas que se presentan. El FONDECYT de iniciación también es extremadamente competitivo. Somos una pequeña comunidad con poco acceso a fondos, castigados cada vez que se devalúa el peso”.
La Dra. Rosalba Lagos, es una de las fundadoras de los Doctorados en Microbiología de la Universidad de Chile y la Universidad de Santiago de Chile, y además recientemente, el Doctorado en Biotecnología Molecular de la Universidad de Chile, ella trabaja en su laboratorio en compañía de jóvenes científicos, que en una silenciosa labor, esperan generar grandes aportes a la sociedad. En entrevista con la Sociedad, la profesional de la ciencia plantea: “Es fundamental que para que nuestro país llegue al aspirado desarrollo tenga un buen nivel de investigación científica. Este desarrollo no solamente conlleva el conocimiento de aprender y desarrollar cosas nuevas, sino que también va a permitir mejorar la calidad de esos conocimientos y aprendizajes.
El desarrollo científico es algo obvio para lograr crecer como nación, sin embargo, yo me pregunto ¿por qué siendo tan obvio, en Chile no se incentiva como corresponde? En los discursos siempre se discute sobre esto, más en la práctica no hay ningún tipo de cambio. Hay instrumentos, pero no son suficientes, tampoco lo son el número de científicos que existe al día de hoy. Existen estímulos para hacer un doctorado, por ejemplo, pero a la vez debiese haber un aumento en las plazas en donde se hace ciencia, para que así los profesionales no lleguen a Chile y se encuentren con que las condiciones no son las ideales para iniciar una carrera científica. Lo mismo ocurre con los científicos formados en Chile. La propia industria, también ha estado muy rezagada a ampliar el espectro en investigación”, señala la Dra. Lagos.
El Presidente de la Sociedad de Biología de Chile, Dr. Rodrigo Iturriaga, fue uno de los principales investigadores que apoyó la carta que cientos de científicos firmaron aseverando que los Gobiernos Chilenos han “Elegido la Ignorancia”, y luego la manifestación científica organizada la ANIP (Asociación Nacional de Investigadores de Postgrado), el movimiento social “Ciencia con Contrato” y la Fundación Más Ciencia.
El Dr. Iturriaga plantea que después de la marcha, el tema de la ciencia tuvo un apogeo mediático, que después de navidad y año nuevo se enfrió. Aunque recibieron una respuesta formal a la carta, el “El Ministerio de Educación, a la fecha, no nos ha llamado ni nos ha invitado para conversar”, señala el Doctor.
“CONICYT es la gran agencia que apoya la investigación científica en nuestro país, que recibe y distribuye 400 millones de dólares. Nosotros como comunidad científica pedimos que el Estado tenga una política clara de desarrollo de la investigación básica y aplicada. Que aumenten los pocos recursos que el país invierte en I+D, y que estos recursos se usen transparentemente. Es necesario no solo tener unos pocos grupos que investiguen en la frontera del conocimiento, sino que también se debe crear una base sólida de investigadores, para tener un impacto en la sociedad y en la trasferencia del conocimiento a la innovación.”. (Dr. Rodrigo Iturriaga, Jefe del Departamento de Fisiología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y Presidente de la Sociedad de Biología de Chile).
El panorama es claro y no hay que dar muchas vueltas a la situación para entender que la ciencia en estos momentos no es prioridad para el Estado, sin embargo, el poderoso valor de la sociedad como actor civil no se debe perder. Es el trabajo en equipo y los consensos entre los profesionales de las ciencias, lo que finalmente brindará un panorama más auspicioso para las actuales generaciones y las que están por venir.
Fuente: 4ID/CONGRESS Todos los derechos reservados. ®
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