Dra. Katia Gysling: “Nuestro cerebro no distingue entre drogas legales o ilegales. Para él todas son adictivas”
En Chile las estadísticas sobre adicción y consumo de drogas, lícitas e ilícitas, no son para nada alentadoras. Según estudios realizados por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), en nuestro país existen estímulos que favorecen estos aspectos.
La mayor concentración del consumo se da en la población adolescente, joven y con vulnerabilidad social. Según estudios del Ministerio del Interior la droga lícita que necesita mayor atención es el Alcohol, debido a que casi la mitad de la población está en una fase de “consumo riesgoso reciente”, convirtiéndose en el principal factor de riesgo en la salud de los chilenos. En relación al tabaco, se detiene el descenso observado a lo largo de la década pasada para consumo diario y se aprecia una tendencia al alza en mujeres respecto al año 2012. Por otro lado, hace algunos años atrás (2014), un reporte de la Organización Mundial de la Salud reveló que Chile fue el país con el mayor índice de consumo de alcohol de América Latina, con 9,6 litros per cápita, durante el período 2008-2010.
En la actualidad SENDA reveló los resultados de un estudio que evidencia que en adultos el 51,3% ha consumido alcohol en el último mes, mientras que los escolares han aumentado su promedio a casi un 38%.
Si bien los indicadores convergen en que cada vez nos convertimos en una sociedad más adicta y dependiente, es labor de todos divulgar los peligros de las drogas y el impacto que generan en nuestro cerebro. En esa tarea está el Neurocientífico Michael Kuhar (Pharmacology and Neuroscience; Emory University), quien publicó su libro “El Cerebro Adicto”. En la obra el autor ofrece a los lectores una descripción científica de vanguardia sobre la adicción y sus múltiples variables asociadas.
Este libro tiene como finalidad ser una herramienta de cuidado y prevención hacia la sociedad en torno al tema de las drogas y adicciones. La obra fue recientemente traducida al español por los académicos de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Dr. José Fuentealba, Dra. Katia Gysling y la Dra. Liliana Corvalán de la Universidad del Desarrollo.
En ese sentido, la Sociedad de Biología de Chile conversó con la Dra. Katia Gysling, quien nos entregó una completa visión en torno a las implicancias neurocientíficas vinculadas con el uso y abuso de drogas legales e ilícitas.
La Dra. Katia Gysling es Bioquímica de la Universidad de Chile y Doctora en Farmacología de Saint Louis University, posee un Post-Doctorado de especialización en las Bases moleculares y funcionales de la actividad del sistema límbico y el papel de los péptidos hormona liberadora de Corticotrofina y Urocortina en ansiedad y adicción a drogas. Entre sus premios y distinciones están el Premio a la Excelencia Docente de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y su reciente nombramiento como Miembro Correspondiente de la Academia Chilena de Ciencias. La profesional tomó este último reconocimiento con especial emoción y también responsabilidad ya que según su opinión “ayuda a seguir cimentando un camino hacia la distinción de mujeres científicas, con las cuales aún hay una deuda pendiente como país y sociedad”.
A continuación la entrevista que la Sociedad de Biología realizó a la Dra. Gysling.
¿Qué efectos se generan en el cerebro una vez que se consume droga? Y ¿Qué factores se ven alterados para generar cuadros de necesidad y recurrencia?
Primeramente debo señalar que en común todas las drogas son adictivas, también el alcohol y la nicotina. Estas generan cambios similares en el cerebro, a través de efectos en distintos blancos moleculares de nuestras células. Tanto el alcohol, la morfina y la cocaína producen cambios en el cerebro que generan una modificación que se instala de manera permanente y/o duradera, determinando una mayor ansia y necesidad de seguir consumiendo. Este consumo es compulsivo y sin control, determinando un comportamiento adictivo que finalmente se transforma en una patología cerebral muy difícil de tratar.
¿El consumo de drogas se asocia con una aceleración en los niveles de Dopamina, sin embargo hay estudios que plantean que no necesariamente se da esta relación, es efectivamente plausible este escenario?
Hace muchos años el Profesor Roy Wise se dio cuenta de que aquellos pacientes en hospitales siquiátricos que estaban en tratamiento con compuestos que bloqueaban la acción de dopamina tenían una disminución en sus ansias de consumir. Surgió allí la hipótesis de que la dopamina es la responsable de nuestros gustos y placeres. Hoy en día sabemos que tiene un rol muy relevante, ya que todas las drogas de abuso aumentan la dopamina, la cual se relaciona directamente con la motivación por generar una conducta asociada a un reforzante, ya sea natural o artificial. Sin embargo, la dopamina no es la responsable de que nos guste algo, ahí está la diferencia ya que “el gusto por” tiene que ver con compuestos opioides endógenos que imitan lo que hace la morfina en el cerebro. Uno se puede hacer adicto a cosas que no le gustan. El cigarro, por ejemplo, no es algo que a la gente le guste sin embargo es sumamente adictivo.
El mayor problema es que el inicio temprano del consumo cada día aumenta más y hay buenos estudios epidemiológicos, en países de Europa y Estados Unidos, que avalan que mientras antes se inicie el consumo, más altas son las proporciones de volverse adictos.
¿Cuáles son los principales factores de recaídas frente al consumo?
Fundamentalmente son tres factores:
Nueva exposición a la droga: Para un alcohólico, por ejemplo, cualquier acercamiento con colonias o after shaves que contengan alcohol bastan para que su cerebro sufra un incremento en la actividad del sistema motivacional que lo llevará, finalmente, a buscar nuevamente la droga.
Asociación con las Claves del Consumo: Existen lugares y personas asociadas a situaciones que se hacían frecuentes cuando el paciente consumía. Enfrentarlo, entonces, a esos recuerdos puede ser un detonante de recaída.
Exposición Estímulo-Estresante: Aumenta el consumo en individuos que no son adictos y hace recaer a quienes lo fueron. Cualquier situación de estrés puede provocar este efecto.
¿Qué opinión tiene con respecto al uso de la marihuana con fines medicinales?
Este es un tema que como sociedad vamos a tener que enfrentar. Efectivamente la marihuana tiene principios activos que varían, o no, en el tiempo. En ese sentido hay al menos 2 principios activos fundamentales, los cuales son el Cannabidiol y el Tetrahidrocannabinol (THC), que actúan en el cerebro imitando acciones de compuestos endógenos que por cierto cumplen un papel muy importante en la función neuronal, manteniendo su actividad.
En epilepsia, por ejemplo, se está estudiando que esos compuestos pudiesen tener un papel importante en el manejo de cuadros que no fueron tratables con otros medicamentos. En ese sentido, habría que tener esos compuestos (no las plantas) disponibles para los pacientes, lo que no quiere decir que me parece que es bueno que los jóvenes consuman marihuana porque es sana y ayuda a tratar enfermedades. La morfina se utiliza en la clínica todo el día, es excelente para manejar el dolor, pero eso no significa que sea positivo que todos usemos morfina. Todas las aplicaciones médicas deben realizarse con cuidado y control.
¿Cómo se enfrenta en Chile el problema de la adicción? ¿Somos un país que motiva y facilita el consumo?
Bajo mi perspectiva creo que en Chile somos demasiado ligeros con el tema de las drogas, ya que lideramos las estadísticas mundiales en consumo de marihuana y alcohol en edades muy tempranas. En Chile el alcohol es aun para mayores de 18 años, siendo que en países desarrollados se permite su venta solo a quienes están pasados de los 21 años. Por otro lado, la propaganda también incita de forma indiscriminada al consumo en los jóvenes, entonces este es un tema cultural. En este sentido, valoramos y apoyamos la campaña que ha iniciado el SENDA (Servicio Nacional de Drogas y Alcohol) para hacer conciencia del grave problema de salud que significa el consumo de alcohol, especialmente en los adolescentes de nuestro país.
Línea de investigación:
En el laboratorio de la Dra. Gysling se está trabajando en la identificación de mecanismos celulares y moleculares por los cuales el sistema dopaminérgico se ve afectado cuando hay estímulos estresantes, observando las relaciones manifestadas con el sistema del neuro-péptido de la hormona liberadora de Corticotrofina, uno de las moléculas fundamentales en la respuesta de estrés, con las neuronas dopaminérgicas.
El equipo ha realizado experimentos a nivel molecular, celular y neuroquímico, analizando los resultados sujetos a escenarios con drogas y sin drogas, para finalmente ver cómo se afectan estos sistemas.
“El Sistema Dopaminérgico”
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Periodista: Patricio Grunert Alarcón. ®
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