Dr. Juan Armesto: “Si no repensamos la forma en cómo generamos materias primas en aspectos forestales, los incendios volverán a suceder»
Los incendios forestales que afectaron a nuestro país a principios de este año causaron pérdidas incuantificables en aspectos humanos, naturales y económicos. Si bien estos sucesos son propios de toda región que mantenga una alta abundancia en bosques, como país nos vimos –en varias ocasiones– frente a un panorama que parecía incontrolable.
En ese sentido, y más allá de toda consideración política, la Sociedad de Biología de Chile, conversó con el Dr. Juan Armesto, quien es Licenciado en Ciencias de la Universidad de Chile (1977) y Doctor en Botánica y Fisiología Vegetal de Rutgers University (1984), además es Profesor Titular del Departamento de Ecología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile y actual Presidente de la Corporación Instituto de Ecología y Biodiversidad.
Fundamentalmente, la entrevista del Dr. Armesto se realizó con el objetivo de aclarar conceptos que surgieron en la discusión desprendida de estos incendios, como por ejemplo, el rol de las especies introducidas y especies endémicas en el desarrollo y propagación de siniestros. Además de ello, tratar de clarificar el protagonismo del ser humano en la aparición de los incendios en estos ecosistemas –que al día de hoy– componen uno de los principales motores productivos del país.
A continuación la entrevista que la Sociedad de Biología de Chile realizó al Dr. Juan Armesto.
¿Es de asombrar que ocurran estos siniestros en los bosques de nuestro país?
Primeramente es pertinente aclarar que el fuego es un elemento presente en los bosques del mundo entero. En ese sentido, donde haya bosques habrá un régimen de incendios que ocurran por causas naturales, antropogénicas o una mezcla de ambas.
La madera es combustible, y en ese caso, como dicen algunos “todo se quema”. Más no todas las maderas se queman de la misma forma. Constituyéndose regímenes de incendios diferentes que se dan en distintas épocas, con magnitudes y recurrencias divergentes dependiendo del territorio. Este último punto (vinculado con la recurrencia), desde la perspectiva biológica, es muy importante, ya que en donde la recurrencia es alta opera la selección natural y propicia que los incendios –ya sea porque haya mayor cantidad de combustible, material seco o porque el ecosistema sea propenso a incendios por factores climáticos como las tormentas eléctricas, o llanamente por irresponsabilidad de los seres humanos– faciliten la aparición de especies cuyos rasgos favorecen su regeneración mediante el fuego.
¿En qué aspectos es favorecida la regeneración de las especies por el fuego?
En muchas especies de plantas –especialmente en algunas de Australia y Sudáfrica– existen semillas que germinan gracias al fuego, ya sea por las altas temperaturas en el suelo o por las cenizas.
A veces los frutos –las estructuras que contienen las semillas, y que pueden ser piñones (en el caso de las coníferas)– desarrollan el carácter de abrirse cuando se secan, y mediante ese proceso, producen el esparcimiento de las semillas después de incendios, por lo que existe una regeneración dependiente.
Ejemplos de estos rasgos reproductivos se encuentran en lugares del mundo donde la recurrencia de incendios es alta (en las zonas de clima mediterráneo, por ejemplo). En ellas, el verano es seco y los inviernos cortos y lluviosos, como ocurre en California, la Cuenca del Mediterráneo, Australia o Sudáfrica, donde los incendios son muy frecuentes. Con frecuencias de incendios menores a 20 años, las especies poseen mecanismos que les permiten regenerarse.
Lo mismo pasa al revés, cuando el humano suprime el fuego –mediante políticas de combate del fuego con camiones, carros bombas o aviones–, las especies que son resistentes al fuego desaparecen y crecen otras con características diferentes.
En los ecosistemas donde la recurrencia es alta, las especies pueden poseer ciertos rasgos (como tipos de madera, corteza, resinas) que las hacen más susceptibles a quemarse en un menor tiempo y propagar más rápido el fuego. Este es el caso del eucalipto en su territorio natal (Australia) lugar donde habitan más de 500 especies de este género.
En el año 2003, en Australia se produjo un incendio que socavó miles de hectáreas de bosques de eucaliptus, los cuales son nativos. En unos pocos días, afectaron a miles de viviendas y causaron la muerte de cientos de personas. Este fue un gran desastre y el fuego fue muy difícil de controlar por la velocidad de propagación.
¿Qué sucede cuando se traslada una especie de un país a otro (analizando el caso del eucaliptus)?
Los seres humanos somos portadores de numerosas especies ajenas al territorio (exóticas), muchas de ellas deliberadamente. Estas especies las trasladamos para usarlas en la producción de alimentos, para hacer jardines o como materia prima (madera), sin embargo, debemos darnos cuenta de que cuando traemos una especie foránea, no solo estamos integrando el árbol, sino que también, el régimen de perturbación que es definido por sus rasgos naturales, debido a que muchas especies tienen que pasar por un sistema de perturbación para poder regenerarse.
¿Cómo se adapta una especie introducida?
El traslado de las especies comerciales de árboles y con fines agrícolas, se realiza seleccionando especies que sean compatibles con el lugar al que se están introduciendo.
En Australia hay climas mediterráneos como en Chile, por lo que el Eucaliptus se da muy bien en nuestra tierra, en algunos casos, incluso mejor. El Pino de Monterrey, por ejemplo, es otra especie que ha sido introducida y que se da perfectamente en Chile, al igual que el Espinillo –arbusto verde oscuro que crece en el sur de Chile– que fue traído por colonos alemanes desde Europa en la zona de los lagos –primeramente como cerco vivo y planta de jardín– y ahora se le puede observar desde Talca hasta Chiloé, formado manchones continuos de mucha densidad y muy inflamables, por cierto.
Las especies, al ser introducirlas en un lugar nuevo, muchas veces se propagan con mayor facilidad, debido a que tienen menos organismos que las atacan. Por ejemplo, hay especies que en su ambiente natal tenían que convivir con depredadores como herbívoros, patógenos u hongos, que les hacían daño, y al ser llevadas a otro ambiente, escapan de ellos y se esparcen naturalmente, en algunos casos, se pueden volver invasivas en la zona a la cual la trasladaron.
Las especies de pinos y eucaliptus, introducidas en Chile, no son tan invasivas pues requieren de manejo y control de las especies nativas.
¿Dónde recae la responsabilidad de los incendios que afectaron a nuestro país a comienzos de año?
Los incendios no tienen una sola causa, estas son múltiples y lo que nosotros estamos viendo es la materialización de un problema que tiene que ver con un sistema ecológico transformado, un “ecosistema novel” asociado a los seres humanos.
Nosotros como seres humanos estamos insertos con nuestras casas y caminos –literalmente– en los bosques y además con nuestras acciones hemos promovido cambios en los ecosistemas (tala, corta y remplazo de bosques por plantaciones o praderas). Esto ha ocurrido en un lugar bajo un clima mediterráneo, donde existe una alta susceptibilidad a los incendios.
Es fundamental que se entienda que los ecosistemas están sujetos a cambios por el actual panorama climático. Hay un trabajo muy bueno del instituto CR2 que habla de la mega sequía de las últimas décadas en Chile, y cómo estas se han vuelto, cada día, más comunes. Bajo esas condiciones de cambio en el clima de Chile central, donde se concentran millones de seres humanos, tenemos un panorama de alto riesgo de catástrofe por incendio.
Ahora bien, muchos pensaban que este incendio podía ocurrir. De hecho una investigación hecha el año 2012 y publicada en Chile habla sobre la expansión de la industria forestal en la zona del Maule y Bío Bío, y concluyen que la cantidad de material inflamable y el peligro de propagación de incendios han aumentado. Este estudio a través de la aplicación de un modelo teórico plantea que las condiciones cada vez se estaban haciendo más riesgosas. Si bien esto parece muy fácil de frenar, hay condicionantes sociales y económicas que determinan no se actúe frente a ello. Bajo ese panorama, si seguimos igual, es altamente probable que sucesos lamentables como estos vuelvan a ocurrir.
¿Cuál es el mensaje que dejaría a la sociedad en torno a esta problemática?
Tenemos que hacer las cosas de manera diferente para revenir estas catástrofes, para eso debemos repensar la forma en que desarrollamos y manejamos nuestros sistemas productivos. A la vez debemos reflexionar profundamente sobre cómo procederemos en estos temas, pero a la vez asociar conocimiento científico a cada paso que demos.
Es importante que tengamos claro que el paisaje lo creamos los seres humanos, ya que somos nosotros quienes vivimos en este paisaje actual, y si la condición de este paisaje promueve la recurrencia de incendios, nosotros podemos ser los afectados.
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Periodista: Patricio Grunert Alarcón. ®
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