Cuando hablamos de cáncer de mamas inmediatamente pensamos en el riesgo al que están expuestas todas nuestras familiares, amigas o parejas. En ese sentido, interrogantes como ¿te has hecho los exámenes correspondientes? o ¿tienes familiares con antecedentes de cáncer de mama? Se han transformado en frases recurrentes que oyen las mujeres de nuestro país.

Todos hemos tenido una persona conocida, ya sea familiar, amiga, o amiga de una amiga, que ha sufrido este tipo de cáncer, o bien, tiene algún vínculo con alguien que lo haya padecido. Bajo esta premisa, que muchas veces solo se le atribuye al mundo femenino, también involucra un potencial índice de desarrollo en varones, los cuales, muchas veces, no saben o descartan de lleno la posibilidad de que puedan tener cáncer de mamas.

Lo cierto es que a falta de campañas mediáticas de salud vinculadas al tema, o políticas públicas que resguarden de mejor manera a todas aquellas pacientes con este tipo de cáncer, nuestros científicos chilenos están trabajando al respecto, y tienen mucho que aportar. Éste es el caso de la Dra. Pilar Carvallo, quien hace algún tiempo dio a conocer, junto a su equipo de investigación, el trabajo de largos 17 años, que desencadenaron en la identificación de 9 mutaciones específicas y comunes en la población chilena, en los genes BRCA1 y BRCA2, los más ligados a este tipo de cáncer, hasta el momento.

Con esta identificación se espera contribuir a tener mayor claridad en las potenciales expresiones de esta enfermedad en los familiares de las pacientes, y también implica una reducción enorme en el costo del procedimiento, que hasta el momento se efectúa mediante la secuenciación completa de los genes del paciente, y cuyo valor oscila entre los USD800, en el laboratorio de la Dra. Carvallo, y USD1500 a USD3000, en el extranjero, precios muy fuera de la realidad de pacientes que están en el sistema público, por ejemplo.

En ese sentido la Sociedad de Biología de Chile, conversó con quien es una de las líderes de este hallazgo, la Dra. Pilar Carvallo, bióloga de la Universidad de Chile, y doctora en Ciencias con mención en Biología de la misma casa de estudios. La académica posee estudios postdoctorales en el National Institutes of Health (Maryland, USA.), y durante su carrera se ha especializado en Genética Molecular Humana. Actualmente es Profesora de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile

A continuación la entrevista que la Sociedad de Biología de Chile realizó a la Dra. Pilar Carvallo.

¿Cómo se ha desarrollado la investigación que usted y su equipo ha hecho en torno a los genes BRCA1 y BRCA2, vinculados con el cáncer de mamas?

Desde el año 2000 estamos estudiando mutaciones mediante el completo rastreo de los genes BRCA1 y BRCA2, principalmente porque sus mutaciones son las que se presentan con más alta tasa en pacientes con cáncer de mama hereditario. De hecho, las mutaciones en estos genes están presentes en alrededor del 20% o, 30% (en otros países), de las mujeres con este tipo de cáncer.  Sin embargo, también existen otros genes de moderada penetrancia y de baja frecuencia, que están implicados en el desarrollo de esta enfermedad, mas solo componen menos del 2% de los casos. Bajo ese escenario, tanto BRCA1 como BRCA2, siguen siendo los genes más relevantes en este aspecto.

Dichos genes, mapeados en el año 1995, poseen, aproximadamente, más de dos décadas de investigación a su haber, con numerosos estudios en diferentes países del mundo y en diversas poblaciones, por lo que la información que hay tras ellos es mucha y además, tremendamente valiosa. No solamente desde el punto de vista de cuáles son las mutaciones que hay en cada población, sino que también por las características clínicas asociadas, que ayudan a responder interrogantes como ¿Qué pasa con los pacientes con mutación? ¿Cómo progresa el cáncer? ¿Qué subtipos tumorales entrega?, etc. Entonces, bajo estos análisis, se puede entregar un muy buen  asesoramiento genético a los pacientes.

Derribando mitos

Al principio se dijo que las personas que tenían mutaciones en estos genes (BRCA1 y BRCA2) se vinculaban a que su cáncer era muy agresivo y prácticamente, tenían muy pocas posibilidades de recuperarse o vivir siquiera. Con el tiempo, y mucha investigación asociada, se estableció que esto no era así, ya que existe una gran gama de comportamiento de los tumores, con o sin mutación en estos genes. Bajo ese punto de vista, ha sido muy importante el tener mayor conocimiento al respecto.

Otro factor importante, es que al identificar una mutación en una paciente, podemos hacer estudios en sus familiares sanos e identificar si algunos de ellos presenta la mutación, luego brindamos asesoría genética y les explicamos a los pacientes si tienen, o no, un alto riesgo de tener un cáncer de mama u ovario (si es mujer), o si pueden desarrollar otros tipos de cáncer, como cáncer de próstata o gástrico, que están asociados a estos genes. Por ello también es muy importante que familiares hombres se realicen el análisis posterior a la identificación de la mutación en la mujer.

Cáncer de mamas en hombres

Las mutaciones del gen BRCA2 entregan alto riesgo de cáncer de mama a los hombres, y aunque esta enfermedad es muy poco prevalente en este universo de pacientes (alrededor del 2%), es importante decírselos, ya que muchos varones no saben que también les podría dar dicho tipo de cáncer.

Estas mutaciones también aumentan el riesgo de sufrir cáncer de próstata y cáncer gástrico, pero esto no quiere decir que sean los únicos, ya que pueden haber otros genes asociados, como por ejemplo los genes vinculados a las E-cadherinas, cuyas mutaciones –se ha estudiado– están en asociación con el desarrollo de cáncer gástrico hereditario.

Lo importante es dejar en claro que no hay un solo gen para un tipo específico de cáncer. Todavía hay más de un 50% de las pacientes con cáncer de mama hereditario que corresponden a mutaciones en otros genes. No siempre hay uno o dos genes por tipo de tumor, eso es lo que complejiza bastante la temática del cáncer.

El importante hallazgo

Hoy en día hacer un estudio genético de BRCA1 y BRCA2 implica realizar la secuencia completa de todos los genes, dicho procedimiento –que incluso con la secuenciación rápida de segunda generación ha bajado considerablemente los costos–, continúa siendo muy costoso. En Estados Unidos, por ejemplo, cuesta más de un millón de pesos, por lo que se hace bastante complejo para las pacientes costear esto. En Chile, nosotros en el laboratorio cobramos $550.000, pero eso todavía es muy caro, sobre todo si lo llevamos a parámetros de salud pública y lo comparamos con la gran masa de la población chilena, quienes no tienen este dinero para pagar un estudio genético.

En ese sentido nuestro equipo de investigación a lo largo de los años, ha encontrado que hay mutaciones que se van repitiendo en las familias chilenas, por ello hemos analizado a 450 pacientes que provienen de núcleos donde hay más de dos casos de cáncer de mama u ovario. En esa muestra encontramos que, entre las que tienen mutación en BRCA1 o BRCA2, siempre hay mutaciones que se repiten entre 3 y 10 familias, dentro de las 70 que encontramos hasta la actualidad con mutaciones. Finalmente fueron 9 las más prevalentes y que determinamos, son fundadoras en la población chilena.

¿Por qué desarrollaron un estudio genético?

Cuando uno encuentra alta recurrencia de una mutación en una población, lo más probable es que todas esas personas, que tienen esa mutación específica, tengan un ancestro común. Para demostrar esto realizamos un estudio con marcadores genéticos que bordean ambos genes y demostramos que todas las pacientes que tienen la misma mutación, presentan igual  “identificación” (haplotipo),  y por lo tanto provienen de un ancestro común. De esta manera las 9 mutaciones son fundadoras en la población chilena.

¿Quién es ese ancestro común?

Nosotros pensamos que fueron los primeros españoles que llegaron a Chile, sin embargo para ello haremos un estudio de ancestría que realizaremos próximamente.

Muchas de estas mutaciones se han descrito en Europa, principalmente en España. De las 9 mutaciones, hay solamente 3 que no hemos encontrado descritas en el mundo, lo más probable es que éstas hayan llegado con los españoles desde Pedro de Valdivia en adelante (1541), luego de la fundación de Santiago

¿Por qué estas mutaciones se habrían enriquecido tanto en Chile, como para en la actualidad encontrarlas en una gran proporción en la población con cáncer de mamas?

Hay datos históricos que pueden explicar este fenómeno, el que normalmente ocurre cuando una población se expande desde muy pocos individuos, y donde casi no hay inmigración de grupos humanos grandes. Se sabe que a la llegada de los españoles (1541) había alrededor de 1 millón de indígenas, y que después de las batallas, además de las muertes por la viruela, quedaron cerca de 500.000, siendo éstos principalmente mujeres.

Los españoles que colonizaron Chile fueron principalmente hombres, hasta por lo menos fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, en que llegó un gran número de familias de origen vasco. Durante los primeros años, 1541 a 1750, los que formaron la población chilena eran, en su mayoría, hijos de mujeres indígenas y hombres españoles. Esto ha sido demostrado por estudios genéticos realizados en nuestro laboratorio, en los cuales describimos que hoy la población chilena se constituye por linajes maternos indígenas y paternos de origen europeo, lo más probable, español.

Por la forma en que los hombres españoles se relacionaron con las mujeres indígenas (un hombre con varias mujeres), sumado a la falta de inmigración considerable por muchos años, permitieron la multiplicación rápida y enriquecimiento de estas mutaciones en BRCA1 y BRCA2 que traían los españoles.

Fuente: 4ID/CONGRESS, Todos los derechos reservados. ®
Periodista: Patricio Grunert Alarcón. ®

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