Presidente del Consejo de CONICYT, Mario Hamuy: “Necesitamos un ministerio que lleve la ciencia al nivel donde se discuten las políticas que construyen Chile”
El presidente del Consejo de CONICYT, doctor Mario Hamuy, quien ha liderado –por encargo presidencial- la redacción del proyecto de ley que crea el Ministerio de Ciencia, tecnología e Innovación, hace un recuento en esta entrevista de sus 18 meses de trabajo para generar una institucionalidad que catapulte la investigación nacional al nivel de los países desarrollados.
El miércoles 13 de septiembre el Senado, por unanimidad, aprobó en general el proyecto de ley que crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, una buena noticia para la comunidad científica del país, “que nos invita a seguir trabajando para alcanzar una institucionalidad pública que fortalezca aún más la investigación nacional”, señala el presidente del Consejo de CONICYT, Mario Hamuy, quien además lidera –por solicitud presidencial- la redacción del proyecto junto a la Secretaría General de Gobierno.
En estos días el proyecto volvió a la Comisión del Futuro para la elaboración de un segundo informe, que luego será enviado a la Comisión de Hacienda. Mientras tanto, el doctor Hamuy hace un recuento de los 18 meses de gestión de avance hacia el Ministerio, y además adelanta el tipo de país que esta nueva cartera espera fomentar, y cuál será el rol de la futura Agencia para la Investigación y Desarrollo, actual CONICYT.
“Necesitamos un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación que lleve la ciencia al nivel donde se discuten las políticas que construyen Chile. Tanto para que la ciencia, tecnología e innovación sean preponderantes en nuestro modelo de desarrollo, como para que elaboremos estrategias que nos ayuden a exportar conocimiento y no sólo materia prima, que en algún momento se nos acabará” señala Hamuy.
¿Ninguna institución actual podía realizar esa tarea?
No, porque solo al momento de crear una institución de nivel ministerial, puedes comenzar a elaborar estrategias y políticas de Estado a largo plazo, con focos en las necesidades del país. Hasta hoy han existido esfuerzos inorgánicos y dispersos, que no han logrado apalancar mayores recursos que impulsen la investigación de manera coordinada.
En ese escenario ¿CONICYT se transforma?
Pasa a ser la Agencia de Investigación y Desarrollo, que jurídicamente es un servicio público del futuro Ministerio. Todos los instrumentos que actualmente tiene CONICYT pasan a la Agencia, siendo esta misma, además, robustecida con el traspaso de la Iniciativa Científica Milenio desde el Ministerio de Economía, instrumentos de CORFO y otros del Ministerio de Educación.
Para ello será necesario robustecer la dotación de funcionarios y mejorar la escala de sueldos de la Agencia, tal como lo estableció la mesa tripartita compuesta por la Dirección Ejecutiva de CONICYT, la Asociación de funcionarios y el gobierno.
¿Por qué no se utiliza el dinero que significa generar un ministerio en aumentar el financiamiento a la investigación científica?
El costo de armar una estructura ministerial que estamos planteando es cercano a los cuatro mil millones de pesos, poco más del 1% del presupuesto anual de CONICYT. Si esos recursos se destinaran a más proyectos, ese aumento sería marginal, como una gota de agua en el mar. No obstante, si esa cantidad la utilizamos en una nueva institucionalidad, tendremos un tremendo potencial para apalancar más recursos y generar condiciones para dar un gran salto hacia un desarrollo más sustentable.
¿Cómo se origina el proyecto de ley que crea el Ministerio de Ciencias?
Desde el año 2000 se viene dando esta conversación. En la Comisión Asesora del Gobierno de Sebastián Piñera, encabezada por Bruno Philippi, ya se había explicitado la necesidad de generar un Ministerio de Ciencias.
Luego, en el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, la idea recobra fuerza gracias a la creación de la Comisión Ciencia para el Desarrollo, encabezada por Gonzalo Rivas, donde se formulan nuevas propuestas para una institucionalidad en ciencias, con matices distintos, pero que finalmente apuntaban a la necesidad de crear un Ministerio.
A su juicio ¿a qué se debe el respaldo que tuvo el proyecto en el Senado?
Este ha sido un proceso conversado con diferentes actores. Por ejemplo, en los dos primeros meses de trabajo la Comisión Desafíos del Futuro dedicó todas sus sesiones a audiencias con representantes del ecosistema de ciencia, tecnología e innovación
El 2016, me reuní personalmente con la Academia Chilena de Ciencias, científicos, organizaciones civiles de la ciencia y del sector productivo, para presentar el proyecto, analizarlo y recibir feedback.
Este año he ido a muchas regiones del país, he visitado 17 universidades y cuatro institutos, para exponer el proyecto de ley en conversatorios abiertos a la comunidad. Gracias al intercambio de opiniones hemos logramos enriquecer el proyecto de ley, y lograr que satisfaga a una amplia parte de la sociedad.
Finalmente, todo ese trabajo se tradujo en la aprobación por unanimidad al proyecto de ley por parte de los senadores, demostrando que el ministerio genera consenso y un apoyo transversal.
¿Cuáles fueron los principales reparos al proyecto que se presentaban en esas charlas de socialización?
Creo que el principal punto de discusión fue el de incluir el concepto de innovación en el nombre del ministerio. Esto, a pesar de que el proyecto de ley definía desde el inicio como una de las funciones del futuro ministerio, el hacerse cargo de la innovación sobre base científica-tecnológica. La misma discusión se dio en el Senado, y tras algunas jornadas la Cámara Alta, decidió incluir explícitamente el concepto de innovación en el nombre del ministerio.
Paralelamente se nos solicitó detallar lo que el ministerio entendía por “innovación sobre base científica-tecnológica”, que a grandes rasgos son actividades científico-tecnológicas que pueden llevar a la generación de productos, procesos o servicios en las etapas previas a su comercialización, etapa que quedará en mano del ministerio de Economía y la CORFO.
El país que se espera construir
El presidente del Consejo de CONICYT asegura que el nuevo ministerio viene a generar los espacios institucionales para definir las estrategias y políticas públicas “que permitan que Chile se inserte en la sociedad del conocimiento”.
Además, Hamuy asegura que carecer de institucionalidad para la ciencia, sería relegarnos a viajar en el último vagón del tren. “Necesitamos dejar de exportar materia prima y comenzar a exportar conocimiento. Así, por ejemplo, dejaremos de depender de la extracción del concentrado de cobre y comenzaremos a agregarle valor a esta industria”.
¿Cómo se logra pasar de un país que explota recursos naturales a uno que genera conocimiento?
No podemos desperdiciar el recurso más importante que tiene un país, su materia gris.
Sin dudas tener un ministerio de ciencia es un tremendo avance en esta dirección, pero también se requiere trabajar en el fortalecimiento de nuestro sistema educacional.
Hoy el Gobierno está haciendo grandes esfuerzos que vienen a fortalecer nuestro sistema de educación pública, desde el nivel parvulario hasta la educación superior. Una educación pública de calidad que otorgue oportunidades a todos, acompañada de políticas inteligentes en ciencia, tecnología e innovación resultarán clave para lograr un desarrollo sustentable basado en el conocimiento y el talento de sus ciudadanos.
¿El proyecto actual del ministerio es de su gusto?
Si no lo fuera, no estaría en el equipo. Esto no significa que el proyecto de ley actual corresponda a mi visión personal. Se ha tratado de un esfuerzo colectivo donde han participado muchas personas que han tenido espacios para opinar y proponer ideas. La actual versión del proyecto es el resultado de muchos consensos que han conducido a una propuesta más robusta que la propuesta original. Es un proyecto que me satisface tanto o más, que cuando acepté el desafío de trabajar en él.
¿Y por qué aceptó el desafío de liderar la creación de un ministerio?
Porque estoy convencido de que el conocimiento es la clave del desarrollo y para ello necesitamos dejarnos de discursear y arremangarnos la camisa. Llevo treinta y tantos años haciendo investigación y, sin duda, he logrado satisfacciones que en gran medida han estado ligadas al apoyo del Estado, ya sea con financiamientos a mis investigaciones o con reconocimientos como el Premio Nacional de Ciencias exactas que se me otorgó en 2015. Ahora es el momento para contribuir al país desde el servicio público, como una manera de retribuir lo que Chile me otorgó para mi desarrollo personal. Por ende, cuando la Presidenta me solicitó asumir el cargo de Presidente de CONICYT y acompañar el proceso de la redacción del proyecto de ley, no lo dudé y dije sí.
Esta labor me ha obligado a alejarme por un tiempo de la investigación, sin embargo, creo que con esta tarea, estoy haciendo un aporte al país mucho más significativo que por la vía de seguir escribiendo artículos científicos.