Los humedales son los ecosistemas más productivos del mundo. Son especialistas en captar y almacenar el carbono (CO2) que producen las termoeléctricas, son barreras naturales contra marejadas y tsunamis, y su rol estelar es producir agua limpia que recarga las napas subterráneas. Cuatro expertos y una alcaldía que promueve su conservación nos explican en detalle por qué son tan necesarios. 


El Ministerio del Medio Ambiente define los humedales como ecosistemas acuáticos que sostienen la biodiversidad. Existen distintos tipos: manglares, bofedales, turberas, tundras, bosques pantanosos; y se pueden encontrar a lo largo de toda la costa e incluso en la Cordillera de Los Andes. Pero, ¿cuál es su relevancia?

Los humedales son parte fundamental del ciclo del agua: Lluvias que vienen desde el océano chocan con la cordillera, caen sobre humedales, y comienzan a escurrir a través las napas. «El escurrimiento es posible gracias a los humedales y permite que el agua sea limpiada y almacenada en esta especie de esponja que son, pero además, da tiempo para que haya una constante infiltración hacia los suelos y sean recargadas las napas subterráneas», explica Ignacio Rodríguez, director del Centro de Humedales del Río Cruces de la Universidad Austral de Chile.

«Los humedales son esenciales para adaptarnos al cambio climático y combatir la sequía. Si muchos de ellos no hubieran sido destruidos y rellenados, estaríamos en mejores condiciones, a pesar de tener menos lluvia», detalla.

El geógrafo y miembro del Observatorio de la Costa y Red Nacional de Humedales, Esteban Araya, explica que los humedales son los ecosistemas más productivos del planeta y los que tienen mayor cantidad de biodiversidad asociada. «Si en el entorno hay problemas de escasez, el humedal va escurriendo agua de a poco a través de las napas subterráneas. Por ejemplo, así funcionaba la naturaleza en el sector de la laguna Aculeo, pero como las empresas sacaron toda el agua, no quedan humedales para paliar la sequía», dice Araya.

Aunque el agua parezca estancada en los humedales, solo es una percepción superficial, porque el verdadero trabajo de estos ecosistemas se da a través de los suelos o cuando el agua se evapora.

«Las aguas de los humedales siempre están fluyendo, aunque sea de manera lenta e imperceptible, infiltrándose gota a gota, dependiendo de las condiciones del subsuelo. Hay humedales que tienen flujo tan lento que el ciclo es más rápido cuando esa agua se evapora y produce lluvia en otro sector», explica Rodríguez.

Humedales captadores de CO2

Juan Armesto, biólogo, académico de la Universidad Católica y científico del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), explica que los humedales son excelentes captadores de carbono (C02), como el que producen las termoeléctricas. El carbono se fija a las plantas de los humedales a través de la fotosíntesis y después no puede escapar. «Los humedales son tecnología natural en contraposición de la infraestructura gris que construye el humano. Todos los ecosistemas que tienen plantas captan CO2, por lo que los humedales también. Diría que lo almacenan, sí, pero también lo mantienen atrapado», detalla.

«Muchos humedales por estar inundados tienen condiciones anóxicas, o sea, baja concentración de oxígeno porque hay mucha agua, y en esas condiciones la respiración del sistema disminuye, eso significa que el carbono que está en los humedales se mantiene atrapado por mucho más tiempo y no se descompone tan rápido como en un bosque», explica el académico.

Armesto puntualiza que si no hay descomposición de carbono, no es liberado a la atmósfera. «En el sur de Chile hay turberas, una especie de humedal, que tienen carbono almacenado desde hace años porque la acidez de los suelos mantiene ese ambiente con baja población de bacterias descomponedoras, por lo que el proceso se vuelve extremadamente lento».

Mitigan los efectos de marejadas y tsunamis

«El último informe del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) de las Naciones Unidas, habla de la subida de los niveles del mar y los derretimientos de las capas de hielo. Dice que el mar subirá entre 0.5 y 1 metro, en el mejor y peor de los casos», explica Diego Urrejola, director ejecutivo de Fundación Cosmos.

«Un humedal costero bien conservado es una infraestructura vital para que el nivel del mar no sea perjudicial para la población que hay alrededor porque es capaz de absorber el exceso de agua», detalla. «Actualmente las marejadas han aumentado en frecuencia e intensidad, ante esta situación, un humedal lo que hace es disipar la energía de las marejadas y no permite que arrasen con todo lo que hay en las costas de las ciudades. Con los tsunamis es lo mismo, los humedales disminuyen la energía con la que entran».

El experto pone como ejemplo el tsunami que ocurrió el año 2010. «En ese momento fue clave el humedal Batros en Concepción, que recientemente fue sometido a una votación sobre si se protegía o se construía un centro comercial en su emplazamiento. La votación fue a favor del humedal. Toda la red humedales de esa ciudad y de Talcahuano fueron muy relevantes porque esa zona es super plana, y los humedales absorbieron gran parte de la energía del tsunami», detalla.

«Hoy en día la costa central de Chile se está erosionando muy aceleradamente. Por ejemplo, en Algarrobo se erosionan 2,5 metros al año, todo eso avanza el mar cada año, y eso ha pasado porque han destruido los humedales. Si no existe esa infraestructura verde, el avance de la erosión deja desnuda la cosa ante eventos climáticos», puntualiza Urrejola.

El humedal del Río Maipo

«El año 2002 la municipalidad de Santo Domingo declaró el humedal como Parque de la Naturaleza y hemos continuado concientizando y educando a la población sobre su importancia. Hace algunos meses solicitamos al Ministerio del Medio Ambiente que sea incluido en la lista de humedales urbanos protegidos en Chile y también iniciamos los trámites para que sea declarado Santuario de la Naturaleza. Ambos procesos aún están en espera de una resolución», explica el alcalde de Santo Domingo, Fernando Rodríguez.

En noviembre de 2018, la municipalidad de Santo Domingo entregó en comodato a la Fundación Cosmos, la administración del parque municipal que abarca 40 hectáreas del humedal del Río Maipo.

«Colaboramos desde el año 2014 con la municipalidad en cuanto a la conservación del humedal y este parque se está gestionando como una plataforma para la protección del ecosistema que en total tiene alrededor de 800 hectáreas», explica Urrejola.

El río divide a Santo Domingo con San Antonio, pero ambas alcaldías aún no han logrado un acuerdo en el cuidado compartido de la totalidad del humedal. Urrejola detalla que el humedal es altamente valorado, además, porque es el que atrae a más aves en Chile, exactamente 178 especies.

«Sacamos adelante una ordenanza de protección del espacio para evitar el ingreso de vehículos y los deportes náuticos en el sector porque alteraban el ecosistema. Junto con la Fundación Cosmos estamos levantando lugares de avistamiento de aves y construyendo pasarelas», dice el edil.

Rescate de humedales

Rodríguez dice que sí se pueden recuperar los humedales que han sido destruidos. «Pueden ser rehidratados devolviendo el cauce del agua que se les fue quitada o se puede plantar vegetación nativa también. Hay distintas formas de hacerlo, pero por lo general con solo devolverles el agua ellos se restauran solos en poco tiempo, son muy resilientes», asegura. «Nunca es buena idea destruir los humedales, el agua es el recurso más estratégico del país, incluso visto solamente desde el punto de vista económico, si se reduce la discusión. Siempre será una mala idea destruirlos».

Araya dice que Chile está suscrito a la Convención de los Humedales, conocida como Convención Ramsar, tratado intergubernamental que busca la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos. «Hay un porcentaje muy bajo de humedales que están protegidos bajo este convenio», explica. Según el Ministerio del Medio Ambiente hay 18 mil humedales en Chile, sin embargo, los especialistas están en desacuerdo. Araya calcula 30 mil.

«De todas formas, estar bajo la figura de este convenio no asegura nada. Debe mejorar lo que significa que un humedal esté bajo una figura de protección, sobre todo en este escenario de escasez hídrica. Las políticas públicas de protección no generan un plan de manejo sobre el área y tampoco se realiza divulgación para que la comunidad se eduque sobre su importancia», enfatiza Araya.

Rodríguez dice que es necesario que el Estado promueva activamente el cuidado de estos ecosistemas. «Nos falta una discusión con altura de miras sobre el derecho al agua de nosotros como humanos, pero también de la misma naturaleza, en su derecho de contar con agua suficiente para desarrollarse y sobrevivir», puntualiza.

*Fotografías: Fundación Cosmos, Pierre Mangin, Eurekalert.

Fuente: radiolaclave.cl