Créditos de las fotografías: María José Dibán

Estudiar las diferentes especies animales y vegetales que componen nuestra biodiversidad es una tarea muy relevante en el contexto actual. Comprender cómo estas especies interactúan y se adecúan a las nuevas condiciones del ambiente es trascendental para generar nuevos conocimientos asociados a la ecología de nuestro país y la región.

En ese sentido, las especies endémicas, es decir, aquellas que habitan permanentemente en un lugar determinado, han sido un foco interesante de estudio científico; tanto para protegerlas como también para conocerlas.

Bajo este escenario, Julieta Orlando, Doctora en Microbiología y Profesora Asociada de la Universidad de Chile, junto a un equipo de investigación integrado además por María José Dibán, Carla Rivera y Javiera Chinga, se adjudicaron un proyecto del Fondo de Investigación del Bosque Nativo que, en palabras de la académica: “Busca estudiar cómo se puede ver afectada la capacidad de regeneración de N. macrocarpa debido a la alteración del hábitat producida por cambios de uso de suelo, incendios forestales y cambio climático, y evaluar el rol de los hongos ectomicorrícicos en la regeneración natural de la especie utilizando los cambios en la diversidad y composición de las especies de hongos como uno de los indicadores de alteración de hábitat”.

De esta forma, el equipo de científicas espera que los resultados que se obtengan sean aplicables para detectar grados de alteración de hábitat para los bosques de N. macrocarpa, y, a la vez, puedan ser utilizados como herramientas para incluir en la toma de decisiones al momento de realizar planes de conservación de esta especie y de ecosistemas en la zona central de Chile.

Nothofagus macrocarpa

“Nothofagus macrocarpa es un árbol endémico de Chile y posee la distribución más al norte de todo el género. Actualmente se encuentra catalogado como «Vulnerable» debido a la pérdida de su hábitat, incendios forestales y cambio climático, lo cual se cree que puede estar afectando en la baja regeneración natural de la especie en sus poblaciones más nortinas (RM y Región de Valparaíso). A su vez, esta especie posee asociaciones ectomicorrícicas obligadas, gracias a lo cual puede sobrevivir frente a condiciones hostiles mediante el intercambio de nutrientes y agua que ocurre entre sus raíces y los hongos. Es por esta razón que consideramos fundamental evaluar cómo esta asociación podría estar afectada por la alteración de hábitat y si restaurarla podría ayudar a la regeneración de N. macrocarpa”, explica la Dra. Orlando.

En relación a porqué se enfocarán sobre la interacción de hongos ectomicorrícicos y la especie Nothofagus macrocarpa, la Dra. Orlando agrega y finaliza: “Se ha documentado que casi el 90% de las plantas a nivel global poseen algún tipo de asociación micorrícica por medio del estudio de sus raíces, donde las endomicorrizas se asocian a la mayoría de familias de plantas terrestres, mientras que solo algunas familias poseen asociaciones con hongos ectomicorrícicos, principalmente en regiones boreales y australes del planeta. Una de las familias de plantas del hemisferio sur que posee este tipo de simbiosis es Nothofagaceae, siendo esta una asociación obligada, es decir, estos árboles dependen de hongos ectomicorrícicos para sobrevivir. A su vez, la mayoría de las especies de estos hongos también son simbiontes estrictos de su hospedero, sobreviviendo poco tiempo en vida libre, y poseen un alto grado de endemismo de estos bosques”.

Fuente: 4ID/CONGRESS, Todos los derechos reservados. ®
Periodista: Patricio Grunert Alarcón. ®

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